 
 
  La hipocondría desde el modelo IFS
 
  
  
 
  
 
  
 
  Los hombres de la familia de Antonio, su bisabuelo, abuelo y padre, habían muerto todos de un infarto en edades comprendidas entre los 40 y los 45 años, 
  así que Antonio siempre sintió que era un destino familiar, algo de lo que no podían escapar los varones de su familia.
  Eso hizo que siempre fuera bastante aprensivo y temeroso en lo que respecta a su salud. Pero cuando cumplió los 37 años inesperadamente empezó a estar
  muy ansioso, triste y aseguraba que sabía que moriría pronto. A pesar de tener una salud de hierro, que constataban los chequeos médicos anuales que se
  hacía; de cuidar en extremo su alimentación, ejercicio, de hacer meditación para mantener a raya el estrés, la convicción acerca de esta idea seguía
  sintiéndola como inevitable. 
  Cuando una parte de nosotros que ha sido testigo de la historia familiar asume la creencia transmitida generacional mente, de que nos ocurrirá lo mismo, 
  en el caso de Antonio la muerte, esta parte y tal vez otras comienzan a realizar diversas estrategias para prevenirlo, como cuidar su salud de una manera
  minuciosa, a medida que Antonio se acerca a la edad que según la creencia de esta parte ocurrirá su muerte 40/45 la parte se volverá cada vez más extrema 
  a consecuencia de la creencia, sin poder hacerse consciente de lo real de su estado saludable que ponen de manifiesto sus informes médicos. 
  Antonio iba con frecuencia al médico alarmado por cuestiones como el tener la cara muy pálida y ojerosa; porque le había salido un lunar o se encontraba 
  demasiado cansado.
  Su parte preocupada tiene una función protectora que le alerta de cualquier síntoma que le lleve al cumplimiento de su creencia. Y es posible que esta 
  misma parte, u otra, se encargue de asegurarse con un médico de que eso no será la causa de su muerte, si podemos darnos cuenta de que el temor de la 
  creencia ha ido incrementando a medida que llega la edad límite, entenderemos que para esa parte es completamente cierto que a esa edad será su final y 
  trata desesperada mente de evitarlo. 
  Cuando iba al médico se tranquilizaba así como cuando sus seres queridos le hacían ver que se estaba angustiando por algo sin importancia.Pero en esta 
  ocasión se dio cuenta de que le molestaba el brazo izquierdo y su corazón comenzó a latir rápidamente y se preguntó si esos no serían señales 
  de que podría estar sufriendo un infarto.
  El miedo extremo a que su creencia sea cierta, le impide percibir y conectar con el hecho de que el día anterior había estado entrenando fuertemente en el
  gimnasio por lo que tenía dolores musculares y de que se encontraba subiendo una escalera, lo que produce un aumento en su frecuencia cardíaca.
  Al entrar en pánico y sentir que podía morir sin remedio en ese momento, tenía que ir a urgencias pidiéndole a su mujer que dejara por favor las cuestiones
  de trabajo que estaba realizando (ante el desbordamiento emocional se activa partes protectoras muy reactivas, sin control, que no miden las  consecuencias 
  del daño que causan, ya que a su vez activan partes en las personas que nos quieren. El propósito de estas partes reactivas que en IFS se denominan 
  bomberas, es que la persona se calme, se auto-regule o se distraiga del dolor emocional. En este caso Antonio se activa una parte que necesita 
  inmediatamente una confirmación médica). 
  Su mujer se sentía ya cansada porque observaba que estas situaciones cada vez se daban con más frecuencia y porque entendía que el comportamiento de 
  Antonio era totalmente desproporcionado (y es que las otras personas también tienen partes, que se ven activadas a su vez por las de Antonio. La mujer de 
  Antonio sentía como una parte de ella no comprendía lo que le estaba ocurriendo a su marido y cómo a pesar de los informes él no podía cambiar su  actitud, 
  otra estaba harta de esta situación en la cual ella o lo que estuviese haciendo no importaba). 
  Después de que le realizaran pruebas médicas que constataban que todo 
  estaba bien y de pedir al médico que le asegurara que realmente no estaba 
  en peligro, Antonio se sentía bien durante unos días (esta parte protectora 
  impulsiva o bombera, se había activado y en un intento de sofocar ese" 
  incendio emocional" le había hecho ir a  urgencias había conseguido su propósito: calmarle. Una vez calmado, vuelven a  activarse sus partes preocupadas que 
  le intentan prevenir de otros posibles peligros
  para su salud y esto continua repitiéndose en una secuencia cuya solución consiste 
  en profundizar en el  conocimiento de la parte que adquirió la creencia y ayudarla a 
  sanarse estableciendo una  relación comprensiva con Antonio para que las demás no 
  tengan que trabajar de una  forma tan exhausta). 
 
  
 
 
 
  NOTA: en cada caso de las personas que padecen hipocondría, existen motivos únicos y personales que les ha llevado a ello, desde el respeto compasivo
  abrimos una perspectiva amplía para el autoconocimiento y la sanación de aquellas cargas que puedan estar influyendo, con el beneficio también en su 
  mundo externo. (sentimental, académica, laboral, social,...) y por tanto, en nuestra felicidad.